Francis Segura/ BLOG LOS JAVIERES |
Las manos de los pobres son como las manos de María, dignas de venerarse como en el día de la Inmaculada hacemos con las manos afiladas de la Virgen del Socorro, buen gusto –signo Candau- que no me canso de alabar. La actitud entregada de las manos de la Quinta Angustia, como esperando el fin del Descendimiento, o las de la Concepción trinitaria, de las Mercedes de Santa Genoveva (recuerdo a los que en la cárcel esperan el alivio de la libertad), manos que sostienen el sudario de las penas del Tiro de Línea, cuyos vecinos andan amarrados como su Cautivo, sin el rescate trinitario que le ofrece el Polígono de San Pablo.
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